Modelo europeo (IV)

Por Larecódetumá
(en Europa no se consigue)

"Dilemas"

Ya está. Ya fue. En nuestro caso, y yo sé por qué se los digo, poco queda para agregar al ensamblado ideológico-institucional que intentamos llevar a palabras desde el an7ifierr*, salvo detalles menores que no hacen a la esencia. Esto va, va y va…

Dulces tiempos los que hoy nos toca vivir. Llevados de la mano, en el empeine distinto, con las alas metafóricas de El Mejor. Suave torrente que embriaga, pero que conlleva el riesgo cierto de repetirse en otro cíclico derroche, como nos ocurriera en tiempos pasados. Aplica aquí la conocida frase de uno de los genios de la humanidad: “No hay signo más claro de locura que repetir lo mismo una y otra vez esperando resultados distintos”. Es que el más Grande entre los humildes, el “peligroso” desposeído, ese que cada tanto fue capaz de cambiar todas las reglas del juego a pura convicción tuvo, por contraposición, una infinita capacidad de conspirar contra sí mismo cada vez que debió hacer lugar en sus vitrinas para agregar un nuevo logro.

Desde estas breves columnas de modestísima “doctrina”, hemos tentado un par de caminos para llegar a la comprensión de un fenómeno que, a todas luces, amenaza con que los logros de hoy se nos escurran (fatalmente y una vez más) de entre los dedos. Como fuera antes. Y antes de antes también.

En términos de profecía, escribimos procurando interpretar las convicciones del hijo dilecto, del que supo subir a las montañas y hacer el largo viaje para traernos (o devolvernos) el mensaje. Ese legado que siempre estuvo allí y que supo aflorar en tiempos distintos, y al que no pudimos o no supimos cristalizar de la manera adecuada.

A través de nuestras elucubraciones recorrimos el camino del proyecto europeo, eufemismo sugerido por El Mejor que refiere a temas logísticos, a vías de financiamiento y, más allá, en su esencia, a ciertos cambios del paradigma institucional. Buscamos, a tientas, interpretar algunas matrices del financiamiento internacional de la actividad deportiva, a la vez que -en paralelo- desarrollábamos hasta su mismísima médula la lógica bidonera (ínsita en los versos de Juan Salvador Pelota) que hará siempre indelegable a nuestra identidad.

Analizamos también -tal vez de manera prematura- las aspiraciones de El Mejor en punto a protagonizar personalmente esos golpes de timón dirigenciales, imprescindibles para lograr los objetivos por él mismo pregonados, aunque luego que el agua (en suficientes cantidades) pasara debajo del puente, nos dimos cuenta de que hay un “mientras tanto”, con el Pelado de la 11 sosteniendo los escudos en el verde césped. Con El Mejor jugando en la cancha y dejando jugar afuera… aunque siempre dando esa voz de mando (a veces implícita y otras explícita) imprescindible para ordenarnos a todos. ¿Que esto genera confusiones? Sí, clar@. Pero son desarreglos surgidos de lógicas tensiones, en procura de acomodar cosas enormes, a moldes institucionales tradicionalmente estrechos.

¿Serán éstos los tiempos en que El Grande de la ciudad, por fin, logre la capacidad de cristalizar, de atesorar y capitalizar todos estos gloriosos momentos que, a fuerza de mística y sacrificio, suele arrebatarle a la historia?

Este cambio de arquetipo institucional que proponemos (y que debiera ser tema excluyente en las reuniones dirigenciales), logrará tender una línea dorada entre aquellas místicas y esporádicas hazañas, y un camino de éxitos que comience a transitarse ininterrumpidamente desde el imperio de los hechos, de la lógica… del bidón transformado en sistema… lejos del 7iki7iki de la improvisación, del discursito fácil y del “día a día” como premisa.

Un planteo institucional donde cada decisión, por más ínfima que sea, responda a una estrategia de largo plazo, y donde todo sea cotejado en función de políticas inspiradas en esta nueva manera de entender las cosas. Más allá de la franca contradicción con estas ideas de El Mejor, que aquí sostenemos de manera taxativa, entendemos que cada día que pase sin que logremos entender el mensaje nos irá arrimando, indefectiblemente y por el forzoso devenir cíclico de la historia, a aquel club devastado y sin rumbo que supimos conseguir en los '90.

Sostenemos entonces que debería ser ésta (y ninguna otra) la exigencia político-doctrinaria del socio, a la hora de seleccionar a los futuros responsables políticos del club.

pd: los links para acceder a las 3 partes anteriores son Modelo Europeo I (04.11.09); Modelo Europeo II (15.11.09) y Modelo Europeo III (22.11.09).