Ser Grande ayer, hoy, siempre

Por Pichuko
(otro grande)

Lo ocurrido el sábado en Quilmes fue algo más que la demostración de contar con un presupuesto dos veces y medio inferior y justificar ser mejor en el campo de juego.
Porque en el sur del conurbano no hubo sólo un partido de fútbol. Se ratificó la presencia de un Club en crecimiento, pero no como un Grande al anquilosado estilo tradicional. Hablamos de una institución que concibe su fortaleza en el número de seguidores (en constante crecimiento) y en una forma de trabajo metódica, a largo plazo y honesta. Esa es la gran diferencia entre la Grandeza del que cumple un objetivo a fuerza de sacrificio e inteligencia y la de aquel que sólo utiliza la superioridad con elementos más cercanos a la coacción con dinero y con las ventajas de ser sostenido por el poder.

Sin tratar de intelectualizar la cuestión, Alvin Toffler habla del dinero y la inteligencia, en orden sucesorio, como agentes categóricos a través de la historia para conformar la estructura de poder. Tomando la organización de los llamados “grandes” y de Estudiantes de la Plata están manifiestos los dos elementos citados. No quiere decir que el Pincha sea un nuevo paradigma a imponer. Para nada. Es el sentido de “familia”, de “algo distinto” que explica con sencillez esa diferencia contrastante con el resto. Es la misma conjunción de factores que hace 45 años dejaron como legado visible el Country de City Bell, imitado posteriormente por otras entidades; y la revolución contemporánea del fútbol iniciada por Osvaldo Zubeldía en 1965, coronada en México 21 años después por Carlos Bilardo y difundida hoy en todo el mundo.

Creo (y deseo) no sonar exagerado. Esto ya es algo más que una racha. Ser protagonista en los últimos torneos locales y continentales no puede ser obra de la casualidad sino de un trabajo a conciencia. Y más allá de algunos problemas de ejecución como Tierra de Campeones (donde la perversidad política juega y jugó en buena parte) el presente no se puede exhibir mejor y el futuro proyectarse tan favorable.

Imagen: "David y Goliat" (1599, óleo de Caravaggio, 110 x 91 cm, Museo del Prado, Madrid)