Se incentivó el Burro

Corazón de León: ¿Qué le parece el debate? Excelente nivel, ¿no es cierto?
Burro: Ya lo creo, pero quisiera hacer algunas precisiones, si me lo permite.
CdL: Sería un honor, maestro.
Burro: En ética distinguimos dos grandes teorías filosóficas: la que define el valor moral de los actos por la motivación o la intención y la que atiende a sus efectos o consecuencias. Para los primeros, lo éticamente correcto consiste en obrar de acuerdo a la conciencia; para los segundos, en los beneficios que resultan de una acción.
CdL: Vaya despacio. Septimio está tomando nota.
B: Ambas teorías suelen contraponerse entre sí y entrar en conflicto, como se ha visto en el bar. Los partidarios de la ética de las intenciones objetan a los otros que una acción que acarrea un beneficio no es necesariamente moral. Una acción bien intencionada que ocasionara un daño, replican los partidarios de la teoría opuesta, no sería una acción moralmente correcta.
CdL: Muy interesante, pero... ¿cuál es la teoría correcta?
B: Cada teoría, en mi opinión, pone el acento sobre uno de los lados del obrar humano: el deber o el bien. Se puede decir que hay una ética del deber y otra ética del bien.
CdL: ¿Hay que elegir entre el deber o el bien?
B: La primera teoría -la del deber- suele subordinar la política a la moral; la segunda, en cambio, privilegia la política por sobre la moral. En el debate sobre la primacía de la una sobre la otra, el problema se ha visto reformulado bajo la diferenciación entre una ética de la convicción y una ética de la responsabilidad, una ética privada y una ética pública, una ética para la salvación del alma propia y otra para la acción política, etcétera.
CdL: ¿No hay un término medio?
B: Dicho término medio, como decía Aristóteles, no podría ser una proporción matemática, evidentemente. Acaso podría resultar de una combinación de ambas, ya que al fin y al cabo moral y política son las dos caras de la ética.

CdL: ¿Pero es humanamente posible?
B: Todo obrar que no sea humanamente posible es amoral. No tiene sentido concebir una moralidad impracticable.
CdL: La vida política está poblada de injusticias y daño. ¿Basta con tener principios?
B: En la juventud nos permitimos creer que la coherencia con los principios vale (e incluso justifica) todo. Al crecer, comprendemos que más importantes que los ideales puros son las personas concretas y que hacer el bien con frecuencia exige ensuciarse las manos.
CdL: ¿Pero cómo podemos ser fieles a los principios si nos desviamos de ellos y no los tomamos por regla en cada uno de nuestros actos?
B: Usted, Corazón de León, quiere que yo le responda la pregunta: ¿Qué es moral?
CdL: Es, al menos, lo que trato de indagar, igual que mis amigos del AF.
B: Permítame decirle, entonces, que tiendo a pensar que el problema está en la pregunta que usted se hace o, más precisamente, que se trata de una pregunta equivocada en la que inevitablemente su mente acabará extraviándose.
CdL: ¿Por qué?
B: Cuando preguntamos de este modo, perseguimos una definición de la moral del tipo de las que he mencionado: moral “es” actuar conforme al deber, o bien moral “es” hacerlo en vistas de la prosecución de un bien. En otras palabras, presuponemos que existe una esencia moral en el hombre.
CdL: ¿No la hay acaso?
B: Al menos, esa moral que usted busca denodadamente no está más allá de las acciones de los hombres. Por eso, inspirándome en ciertas lecturas, me atrevería a decir que lo mejor es modificar la pregunta.

CdL: ¿Y cuál sería, según usted, la manera apropiada de encarar el asunto?
B: En vez de preguntar: "¿Qué es una acción éticamente correcta?" o "¿Qué propiedades debe tener una acción moral para ser valorada como tal?" yo preguntaría "¿Cuándo una acción es éticamente correcta?"
CdL: Ya veo. Usted se preguntaría bajo qué circunstancias, en qué contexto. ¿No es un tanto relativista su planteo?
B: No necesariamente. Diría que una acción moral es éticamente correcta cuando, intentando obrar conforme al deber, tiene por consecuencia o efecto el mayor bien para el mayor número posible de personas.
CdL: Aplicando esto que usted dice al tema en discusión... ¿es la acción de incentivar éticamente correcta o no?
B: La acción no sería éticamente correcta (o virtuosa, como se decía antiguamente) desde el punto de vista del deber, pero en cambio podría serlo desde el punto de vista de las consecuencias. Ahora bien, dado que su motivación no es causar ni un bien ni un mal a terceros, sino evitar que a uno le inflinjan un daño evitable, tal acción tampoco puede ser calificada como inmoral.
CdL: ¿Conclusión?
B: Entiendo que la incentivación, bajo las circunstancias que se han especificado, podría considerarse como una acción éticamente neutra...