Modelo europeo (I)

Por Larecódetumá
(modelo de moda)

"La refundación"

El Mejor de Todos es el mejor de todos. Valga la no redundancia.

El, de entrada, dijo que venía “a otra cosa”. Algo que fue muy difícil de entender para aquellos que somos de acá, de este mundo. Para nosotros, acostumbrados a comer de la mano de quien nos fue imponiendo -sin prisa y sin pausa- durante treinta años las mediocres reglas de juego que le convienen a otros; esas cosas de las que hablaba El Mejor nos sonaban fantasiosas, irrealizables; en el mejor de los casos, tan sólo como una bella expresión de deseos.

Embrutecidos bajo la norma del manotazo esporádico, sea de plata o sea de la7a cuando pintaba la ocasional cuadratura, tal vez razonábamos que sí, que el tipo se zarpa con delirios de equipo europeo, conceptos de “club moderno” que exceda lo circunstancial; que es un grosso, pero que lo urgente es la la7a y que lo otro es para pensarlo.

“Ellos” nos marcaron a fuego con la lógica del día a día; con la animalización del “paso a paso” de ojeras sin horizontes; “ellos”, en una estrategia desenfadada y artera, nos fueron acorralando y pretendiendo convencernos de que éramos lo que no éramos, manteniéndonos sumergidos “hasta el cogote” en las maliciosas reglas de juego argento-afistas; nos costaba (y nos cuesta) entender que otro mundo es posible; y de que sólo era necesario un líder con ideas claras para ponernos a andar.

Los dueños de la pelota nos fueron inculcando las reglas de ese elefante que jamás se escapa, pese a estar atado con una soguita a la estaca. Nos fueron extirpando lentamente (a todos) ese lóbulo volitivo de la superación; ese que anestesiado hasta los sesenta, en un rapto de lucidez permitió que el Pincha perforase (“de prepo”, sin ponerse a pensar en supuestos imposibles) el cielorraso de lo irrealizable. Luego, claro está, nos tocó sufrir el ostracismo y el intento de violenta lobotomía, personificada en la teoría del anti-fútbol y demás chamuyos de la “prensa grande”, paniaguados al servicio de los 5 de siempre… es que rebelarse contra la lógica cinco-grandista debía pagarse caro. Y así fue. Aunque en el fondo, de la verdad nunca se vuelve.

Luego ocurrió que el distinto de aquella época, en otra etapa de su vida, volvió para hacer lo suyo, en la institución que instintivamente “deja hacer” a sus hijos pródigos. Aquella patriada tuvo el sello inconfundiblemente caótico e hiperactivo del PhD; sin contundencia política (ni masa crítica societaria) para germinar.

Esta vez, los de la gran capital mostraron otros reflejos, y así los dueños del circo en lugar de combatir la amenaza, nos lo extirparon “anexándoselo”; trabajando luego en el furibundo lavado (de la memoria colectiva) de aquél increíble bi-campeón, hazaña reservada para cierto reservado grupo de elegidos.

Volviendo al ahora, acá se está dando otra movida de signatura similar; análoga de aquellas otras; posicionante y determinante en la vida institucional. Pero con una estrategia mucho más asentada y madura para sustentarla. Y, si todos nos avivamos, para que ya no haya vuelta atrás. El club internacional, moderno y distinto, de la mano del líder que la ve, más que posible es algo imprescindible; es un proyecto llamado a romper (sin rompimiento) los moldes convencionales de “lo permitido” desde la calle Viamonte.

El líder de la movida va bien… va, va y va. Primero arando el suelo, sembrando y fertilizando, con la7as, lo indiscutible de su imagen ya largamente indiscutida. La la7a aquí es un “medio”… cuesta imaginarse, obviamente, lo que puede llegar a ser el “fin”. El MJA conserva bien su trato y relación con todos los “protagonistas” del juego; sin estar casado con ninguno, jamás genera conflictividad; incluso con la gilada va recomponiendo un vínculo descompuesto desde la irracional silbatina fogoneada desde ya sabemos dónde.

Luego, el mundial del 2010 -previa clasificación gracias a él- será, sin dudas, el de la completa reconciliación con esos “convidados de piedra”; el MJA lo hace tanto por gusto propio, como porque el “proyecto grande” así se lo reclama. 53 Nº 620, por esa lógica del pródigo, será (una vez más) “ground zero” de esta nueva era institucionalmente más justa y necesaria para nuestro putrefacto y aletargado fútbol.

Una vez más, será ese club principista e ideológicamente autónomo, esencialmente molesto para el establishment dado su innato desprejuicio bidonista de ir adelante “porque corresponde”, ese que hace 40 años rompió definitivamente uno de los kioskitos de la “mafia de los 5” (el de las la7as) marcando el rumbo, la tendencia que luego tuvo que ser aceptada… ese distinto, una vez más, volverá a diferenciarse y a marcar la cancha. El concepto veroniano de “club moderno”, con “estilo europeo”, nada tiene que ver con las usuales fórmulas (las del viejo esquema criollo, con comisiones directivas e intermediarios enriquecidos merced las cometas de las transferencias) ni contra-fórmulas (las del empresariado amiguista, con sus gerencia-mientos) largamente vomitadas sobre el público desconcertado. Lo nuevo está llamado a romper con los moldes de dominación con los que nos vinieron sodomizando desde años.

Usté preguntará si, al MJA, los propietarios lo “dejarán hacer” este proyecto revolucionario; o si (como es costumbre) no le plantarán algún cadáver debajo del escritorio. Alguno dirá que, mientras no se les toque el corrompido “statu quo” (reflejado, por ejemplo, en el delincuencial reparto de la torta televisiva), o mientras no sean varios los que se “aviven”, dejarán a ELP seguir con su ilusorio derrotero.

Otros, como el autor, piensan que el principal escollo no está “en los de ajuera” (de última, el financiamiento para el proyecto “puede y deberá” venir de medios legalmente alternativos); sino más bien en que los propios (es decir, nosotros mismos) no sepamos reconocer la movida en su plena dimensión mientras se está gestando, y todo quede confundido en cierto “populismo de la la7a”… que es lo peor que nos podría pasar.

El desafío está en saber reconocer a tiempo, y en toda su cabal magnitud, a un pincha del 68, o a un Mariano Mangano… y jamás dejar de lado las sendas de la virtud.