Mística y coraje (de Ushuaia a La Quiaca)

Por Pichuko
(peregrino del bidón)

Estudiantes de La Plata decidió, como dueño futbolístico del continente -pero sobre todo como defensor de ciertos valores propios-, salir al interior del país bajo el lema “Recorriendo Argentina con el Campeón de América”. El objetivo es difundir virtudes como la humildad, el sacrificio y el trabajo, así como también instalar el nombre como "marca" y darle un tinte marketinero.
Teniendo en cuenta el excelente momento deportivo, la decisión es acertada.
Puede interpretarse que esta campaña se da por la falta de llegada de todo lo que significa Estudiantes. Pero... ¿cuáles han sido las razones que imposibilitaron ese acceso con la rica historia que posee el club? Hay una serie de causas, vinculadas al lugar que el establishment del fútbol cree que debe tener nuestra entidad.

Sin dudas, esta historia viene desde la década del 60, cuando el León rompió con la hegemonía de los cinco grandes. Por un lado, el desprestigio al juego revolucionario de Osvaldo Zubeldía desplegado en los más variados escenarios, rompiendo los viejos moldes del fútbol de entonces; por el otro, el dominio que supo (y sabe) tener este elenco de dinosaurios porteños (ahora remozados por un nuevo integrante) en la AFA-no y toda su área de influencia (arbitrajes, disposiciones horarias, escenarios que los favorezcan, mejores contratos televisivos, etc.)
En calle Viamonte la palabra de Estudiantes -si bien siempre fue reconocida- nunca tuvo el peso merecido por ser considerado “chico y del interior”. Sin embargo, se manejó con prudencia en un entorno donde la mayoría de las veces pesó la ley del más fuerte antes que la racionalidad. A veces ganó, a veces perdió, pero sabiendo con los bueyes que araba.
Algunos de estos integrantes privilegiados no tienen ni la escala, ni la infraestructura, y mucho menos, la proyección con la que cuenta el Pincha. La minúscula cantidad de socios de la Amarguemia (sólo 5000 votaron en las últimas elecciones), la carencia de pergaminos de San Tinell* o la escasez de público que sigue a Viles son elementos no considerados a la hora de calificar a Estudiantes. A todo esto, sumemos el rencor de una pequeña parte de la ciudad y la decisión política desde AFA-no de mantener a los clubes de las ciudades grandes del interior más o menos en la misma jerarquía para no generar resquemores.
Los medios televisivos nacionales también tienen su culpa. Son los de mayor inserción y consideran lo no porteño como un simple receptor de mensajes (a excepción de hechos incuestionables como la obtención de una Libertadores). Pero una vez muerta la noticia, todo vuelve al círculo vicioso de siempre donde las actuaciones principales están en manos de los decadentes clubes de la capital nacional.

Este cuadro de situación obliga a buscar alternativas propias de crecimiento. Por eso, saludo una iniciativa que requerirá de mucho esfuerzo y trabajo para lograr el objetivo. Pero que al mismo tiempo demuestra cierta hostilidad, a veces manifiesta, a veces oculta. Solo es cuestión de continuar con los valores que nos representan. Nada nuevo para lo que Estudiantes está acostumbrado a enfrentar.