Quilmes, un grande en la ciudad

En 1911 ocurrió un hecho futbolístico histórico en La Plata. Por primera vez llegó un equipo de primera división: el Quilmes Athletic Club para enfrentar a Estudiantes, principal animador de la Segunda Extra (torneo que ganaría en noviembre y le permitiría ascender). Como se decía en aquellos tiempos, un friendly match. Los visitantes arribaron a las 11.10 de la mañana a la estación de trenes, donde los esperaban dirigentes –con el presidente albirrojo Silvestre Oliva a la cabeza- y jugadores del plantel. Desde ahí se dirigieron al restaurante Fablet (7 y 49, hoy confitería París) donde fueron agasajados con un almuerzo.
Este cónclave fue la base de una excelente relación entre ambas entidades, que se mantiene hasta hoy. En tanto, en 1 y 57 se trabajaba contra reloj en la construcción de palcos especiales para ubicar a las muchas familias enteras que concurrirían a presenciar la brega, cuyo detalle es el siguiente:

Fecha: domingo 22/10/1911. Cancha: Estudiantes
ESTUDIANTES (2): Emilio Fernández; Carlos Galup Lanús y Ludovico Pastor; Clemente Elisamburu, Edmundo Ferreiroa y Rufino Tolosa; Jorge Hirschi, Raúl Díaz, Ricardo González Bonorino, Héctor Isla y Oscar Hirschi (foto).
QUILMES (0): C. F. Pearson; A. Barbieri, Reed, A. Garke, Russ Fraser, E. Pearson, R. Labourt, Y. Morgan, A. Young y J. Stanfield.

Como se ve, Quilmes vino con sólo 10 jugadores. La caballerosidad imperante impulsó a Estudiantes a ofrecerle uno para llegar a once y acudir a un juvenil para completar el propio. Finalmente, se ganó 2 a 0, pero lo más importante fue ver en acción a un club poderoso en la propia casa.
Hay un dato llamativo en este fragmento, que un bidonista no puede pasar por alto. Ambos planteles, antes del match... ¡se comieron todo en el restaurante del centro! Podrá argumentarse que era un amistoso, que el resultado era lo de menos, que no era verano... (época prohibida para el deporte por ordenanza). Los partidos, en esa época del año, comenzaban habitualmente a las 14 o 14:30. No hay detalles fehacientes sobre aquel menú y quizá sea lo que menos importa. Hoy, algo así es impensado. Al respecto, Horacio Tolosa (el jugador "prestado") echó algo de luz sobre el asunto:

“Cuando pasé a veteranos, siempre jugábamos a la mañana, mientras que el cotejo principal se hacía a la tarde. En una ocasión, como tantas veces, participé del match matutino. Más tarde, de la abundante comida con las que antes se agasajaba a las delegaciones deportivas que llegaban a La Plata. El caso fue que a la hora del partido, a Quilmes le faltaba un equipista para integrar los once y entonces recurrieron a mí. A esa altura, me daba lo mismo jugar en cualquier puesto. Muy contento, volví a una cancha y como consecuencia de semejante esfuerzo padecí una infección intestinal que me tuvo un mes en cama...” (octubre de 1968)