El Mejor (Ejemplo)

Por Larecódetuma
(típiko tetrabijilante)

No todo es relativo; en cierto punto puede afirmarse que hay cosas, si se quiere, “humanamente” absolutas. El retorno del Mejor Jugador de América transita indudablemente ese sólido recorrido de las cosas “sin dobleces”… del formato absoluto que el ser humano puede darle a sus hechos, a partir de su mero antojo. Quizá explicable a partir de cierta noción del amor.

De ese Ejemplo (con mayúscula) que intuíamos los próximos, a este Ejemplificador que enceguece a todos (propios y extraños, amigos y enemigos)… todo desde la simplicidad de la actitud. Todas cosas muy grandes, muy próximas y compactadas, yo diría que sin precedentes en la historia de las instituciones futboleras (como mínimo) del país. Un astro con todas las letras, contenido dentro de una institución que se construye, día a día, a partir de una historia “grande–en–serio”, que le es propia e irrepetible.

¿Cómo sigue entonces esa misma historia en la que El Mejor es protagonista excluyente? Dicho en otros términos: ¿cómo será en adelante el complejo juego de relaciones entre la institución madre y ese hijo dilecto que, con un enorme peso específico propio, no deja de darle amor y satisfacciones?

Habíamos hurgado en el tema, allá por las últimas elecciones presidenciales del Grande. Nos ocupaban entonces ciertas cuestiones de índole institucional, que en la vorágine asamblearia tendían a confundirse con otras más “de momento”; tal vez algo confundidos en problemáticas triviales como una eventual “paternidad del triunfo” (del 2006) y las repercusiones que pudiera haber tenido tal discusión en el proceso político del club, tentábamos más o menos “a ciegas” un posicionamiento político que entendíamos necesario para la particular coyuntura.

Recordamos también el recorrido de algunos discutidos personajes que salieron “de urgencia” a capitalizar políticamente la imagen indiscutida de El Mejor. Fue aquella, finalmente, una simplificación tramposa, que proporcionó buena cantidad de leña húmeda al siempre fumígeno periodismo local… Resultando que, con el paso del tiempo, no sin algunas dudas y como dijera el refrán español, cuando el carro marchó los melones se terminaron acomodando solitos.

Pero ya no estamos ante la imagen del legionario circunstancialmente victorioso entrando a Roma en su carro triunfal y, por lo tanto, aquellos análisis se tornan irrelevantes ante la evidencia de lo absoluto. Estamos ahora ante circunstancias hermosamente complejas y determinantes, que en algún tiempo más delinearán políticas probables en el horizonte institucional de Estudiantes. Y como a algunos nos apasiona lo político y lo institucional, no vemos obstáculo en explicitar estas sanas líneas de discusión.

Es bueno tomar debida cuenta y anticipar un debate que, fatalmente, se promoverá en el futuro cuando toque el tiempo de la renovación de autoridades. Siempre a partir de esa fascinación necrofílica de algunos “eternos interesados” en prostituir los procesos políticos del Grande; porque ustedes saben bien que la anticipación sirve para evitar las sorpresas, los apurones de conciencia y, en definitiva, los efectos intoxicantes del hum* mediático que, como Institución ejemplar y ejemplificadora, nos es perpetuamente malintencionado.