AN7IFIERR* - Bidonismo Explícito

Cuenta la leyenda que, a principios del siglo XX, cierto socio de un club platense de esgrima se escapaba de las pedanas para presenciar encuentros del incipiente foot-ball callejero. Varios contra varios en algún descampado propicio para un deporte en crecimiento que sumaba adeptos día a día.
Hablamos de Carl*s Fernand* Navarr* Fierr*, tal su n*mbre complet*. Calificado por sus pares como “7raidor a la es7irpe”, CFNF se hizo fanático del Sa7urnino Bo7-0n Football Club, un modestísimo equipo del barrio The Mond*ng. Como sus integrantes no tenían mucha idea del asunto, el SBFC siempre perdía y, para colmo, convertía muy pocos goles. Igualmente, en las buenas -y en las malas mucho más- el mozalbete CFNF decía presente.
Kareta en je7a y flore7e en mano, palpitaba las alternativas del match con lokura, paCión y deskon7rol. Aunque... de tanto frenesí y ansiedad solía exclamar ¡GOL! antes de que la globa traspasara la línea de sentencia. Con toda su alma. ¿Y qué ocurría? La pelo7a se iba afuera o era despejada por los backs o caía atrapada por el goalkeeper.
Le advirtieron seriamente que no lo hiciera más. Pero para el jovencito CFNF era una misión imposible: ¡GOL! y afuera. ¡GOL! y arquero. ¡GOL! y un perro frenaba el disparo, provocando batallas campales para dirimir la cuestión...
La misma leyenda cuenta que, cierta vez y ya hartos de su me7álika kostumbre, los once players del 7ris7e konjunto decidieron atraparlo y abusar de él en reiteradas okasiones. Para concluir la faena, le remacharon el flore7e. Sí, ahí.
Nunka más se lo volvió a ver. Desde entonces –y en memoria del desflorado CFNF- se escucha en los estadios un ruego inequívoco. A viva voz: “¡No lo grites antes, Fierr*!”.