AN7IFIERR* - Bidonismo Explícito

Porque... fue así: llovía mística. Y no paró en ningún momento. Por ende, paremos de razonar.
Porque... ¿se podría explicar esto desde la razón?
Porque... si llovió mística... ¿daría como para ponerse analítico y repartir comentarios sesudos a diestra y siniestra acerca de determinada táctica y su correlativa estrategia, en función de la ubicación del rival y la mar en coche tocando bocina y corneta?
Porque si llovió mística... ¿algún puntilloso osaría decir que elquetejedi jugó 5 ó 6 puntos porque tuvo un tiempo flojo y mejoró en el otro? ¿O que perdió su marca y nos embocaron de cabeza en el primer palo? ¿O que hacerse expulsar es de una tremenda irresponsabilidad?
¿En qué maldito lugar común puede caer uno con las próximas palabras si al final de cuentas llovió mística?
Si fue así, se torna imposible repasar el partido. Porque una y otra vez, como en una película que no se gasta ni se gastará jamás, se vendrá la imagen de ese pase perfecto, ese enganche hacia adentro y el delirio desatado e interminable y la lluvia inclemente y el abrazo con cualquiera y el Centenario otra vez rendido y Montevideo bancatelá toda la noche porque hay miles de almas riendo y cantando lo que venga bajo la lluvia. Sí, más vale, de mística.

¿Cómo no complicarse entonces con un análisis futbolístico si llovió mística? ¿Lo pondrán en algún informe meteorológico esto? ¿O en una sección de noticias curiosas? Porque fue así, créanlo: llovió mística, mucha mística, toda la mística junta. Chaparrones y baldazos de mística, tormentas de mística, truenos de mística. Mística en la humedad, en el verdín, en la baldosa floja, en el cemento empapado de la tribuna, en la 18 de Julio, mística en la cubierta del barco y en los parabrisas de los autos. Mística que jamás se secará, mística que no resfría ni engripa. Porque es mística sana, llena de sonrisas, de sol, de colores.

Y por supuesto: no faltará el desprevenido (¿coincidimos en quién podría ser? ¿cuack?) que preguntará qué es, cómo es la mística. Y, mirá, cómo explicarte... ¿viste cuando te la ves venir, cuando sospechás que finalmente eso va a ocurrir aunque sea imposible? ¿Y finalmente ocurre? Bueno, es eso. Y te digo más: cuando llueve mística, no me resguardo. Me mojo, bien mojado, hasta los huevos.

¡Salú!